domingo, 23 de febrero de 2014

Una carrera de fondo

Desde que ha empezado 2014, noto como el nivel de dificultad de esta maratón que es mi vida ha incrementado de una forma abrumadora, y eso requiere que haga un nuevo acopio de fuerzas para poder superar las pruebas que me ponga este año por delante.

Como siempre que esto ocurre una parte de mi mente se flexionaba y procuraba adaptarse a las nuevas exigencias: "Más rápido. Más ágil. No pienses." Y así procuraba seguir corriendo, esquivar los obstáculos para caer siempre caer de pie y seguir adelante.

Sin embargo, esta vez una parte de mí se rebelaba, y empezaba a  a cuestionarse el porqué de esta interminable maratón: "¿Es necesario este dolor? ¿Estoy corriendo en la dirección correcta? ¿Y qué pasa si paro?..." Y es entonces cuando este pensamiento se transformaba en calambre que paralizaba mi cuerpo. Ya no era capaz de correr tan rápido, tan seguro...

Es por ello que he de parar. Parar para pensar, para creer en que lo que hago es lo que debo hacer para poder seguir corriendo. Recordar cuál es mi misión y el porqué lo hago. Por qué esto es lo mejor que puedo hacer para mí.

En primer lugar: Este año es el último escollo para conseguir la meta profesional que me había marcado. He de conseguir crecer y conseguir mis objetivos. No se trata sólo de llegar, sino de aprender nuevas habilidades que me hagan mejor, que me den el poder para ser un mejor profesional en cualquier campo al que me dedique. Y esto no es un tema de un año. Tengo que sentirme cómodo con lo que hago y lo que estoy aprendiendo para gestionar a gente y poder dirigir lo que haga de la mejor forma posible. Todavía soy inmaduro y estos años he de madurar.

En segundo lugar: He conseguido el reto de venir a Barcelona, adaptarme y ser uno más. Disfrutar de cada día y de haber hecho esta ciudad como mía. He de disfrutar estos momentos porque ya no volverán. Este camino no tiene vuelta atrás. Disfrutar de mis amigos, de las fiestas, de los bares, de los viajes. Vivir en una gran ciudad marca, y si mi destino es el de irme, he de disfrutar cada día y cada momento como que ya no van a volver.

He de conseguir mi última meta por mis propios medios. Ello implica ser autosuficiente, y ganar el suficiente dinero y manejarlo para poder decir: Lo he conseguido yo, por mis medios.

Por útimo. No tiene caso parar, porque para hacer realidad mis sueños, he de seguir hacia adelante. Aunque lo fácil es volver, eso implica que volveré sin tener un lugar claro. Volveré a ser espectador de los sucesos de los demás mientras que mi vida se quedará en el limbo. Trabajaría con papá, tendría que empezar desde 0 cuando debería aprovechar estos años para entrar paulatinamente en el negocio. Tendría que pedirle el dinero a papá para el proceso de mi sueño. Ya no sería mío. No podría hacerlo ya, sería demasiado pronto y repentino. Debo esperar algo más de tiempo. Estaría solo y me convertiría de nuevo en un niño.

Por eso no puedo volver sin haber mejorado a nivel laboral, sin haber cumplido mi sueño, sin tener skills de management superiores, sin haber entendido parte de las reglas del juego que se esperan de mí para no empezar y llegar y empezar de 0, sin haber ganado al menos la mitad del dinero que necesito, siendo un inmaduro, y sin sentir que realmente ya no me queda por hacer nada aquí.