viernes, 16 de septiembre de 2016

La estatua que se movió

Un corazón que hace tiempo dejó de suspirar. Esos ojos que una vez anhelaron ver la luz de la esperanza perdieron su brillo sin remedio. Los años de infructuosa búsqueda por encontrar el amor en un mundo lleno de horror y decadencia convirtieron al ser más bello de la creación en una fría estatua de piedra. Cansado de perseguir sus sueños, su tierna piel se convirtió en roca mientras que si fino pelo se endurecía tanto como lo hizo finalmente su corazón. Durante años esta escultura permanecía lejos de la civilización escondida en la profundidad de un inhóspito bosque. La Naturaleza y el Tiempo la envolvieron en un mosaico de maleza, ramas y hojas, ocultando todavía más la belleza que una vez fue.

A pesar de ello un hálito de esperanza aun brillaba tenuemente en su interior, esperando que aquel a quien anhelaba, ese quien se haría llamar su Guardian aparecería al fin para arroparlo en sus protectores brazos y cuidar de su frágil existencia hasta el último de los días. Pero el Destino parecía privarle de cumplir sus sueños, y nadie parecía llegar a buscarle.

Un día, las grises nubes se agruparon a admirar la aun visible belleza de la historia. Quizás conocedoras de su historia y su triste desenlace se agruparon hasta sumir en la oscuridad el bosque. la lluvia parecía llorar las desdichas que la triste esfigie no podía derramar. Días y noches sin cesar las gotas de agua caían como un torrente sobre toda la arboleda. La fuerte tormenta no paró de rugir y tronar hasta devolverle la dignidad al bello ángel, liberándole de sus ataduras y dejándola libre de las enredaderas que la envolvían.

El ángel, conmovido y admirado por la fuerza de las nubes empezó a despertar de su letargo. Incluso los días más grises pueden hacernos brillar. Ese hálito que brillaba de esperanza en su eterna e infructuosa espera se transformó en una semilla por encontrar su lugar en el mundo, por compartir su luz y cambiar las cosas, en lugar de esperar que el mundo se adaptara a sus sueños, al igual que la lluvia había movido los obstáculos para conseguir aquello que querían, él sería fuerza. La fuerza que movería al mundo.

Esa nueva determinación hizo que la sangre volviera a bombear su corazón dormido, y poco a poco la cáscara de piedra que lo envolvía empezó a caer. Sus músculos dormidos despertaban de su letargo y sus alas se volvieron a desplegar. Una brillante luz se alzó hacia el cielo, indicando al mundo que finalmente estaba listo para volver a luchar por sus sueños...


jueves, 8 de septiembre de 2016

Acordes del Pasado

Dedos que rasgan la vieja guitarra, haciendo que la hueca madera resuene con las embrujadas melodías del sur. Ojos acostados en un rostro que han visto tanto como para que se le caiga el pelo, y a pesar de ello todavía persiste su mirada de niño que se maravilla con curiosidad y admiración del mundo desconocido que le rodea. Mente sencilla que solo sirve para memorizar canciones y corazón humilde escondido en su esculpido cuerpo decorado por innumerables tatuajes, que únicamente sabe sentir al máximo los acordes de su guitarra y amar hasta olvidar su nombre o el de los que una vez fueron sus pilares. Estos son los atributos de una persona que una vez fue alguien a que no sería capaz de perder.

Aun recuerdo las canciones compartidas y los cigarros en la ventana, cargados de humo y de confesiones. Noches de series o de creaciones culinarias, bromeando con abrir nuestro propio restaurante o de convertir mi casa en un hogar para los dos. Memorias de un pasado cercano en el calendario y al mismo tiempo tan lejano como que pertenece a una era distinta. Otros tiempos que ya no considero mejores sino simplemente buenos. Un pasado que no quiero olvidar pero al que tampoco me interesa volver que ahora se me antoja tan vacío como los marcos que todavía cuelgan de la pared.

Quizás el reloj de la pared vuelva a ponerse en marcha para retomar nuestra amistad o tal vez no. El destino y el tiempo son siempre inciertos. Caminos se separan y cuerdas de guitarra que se tensan. Mientras escribo estas líneas sin ningún tipo de rencor o enfado, en mi mente vuelven a sonar los acordes de tu canción y tu voz cantando sobre ellas, desvaneciéndose paulatinamente en el espacio...