Un corazón que hace tiempo dejó de suspirar. Esos ojos que una vez anhelaron ver la luz de la esperanza perdieron su brillo sin remedio. Los años de infructuosa búsqueda por encontrar el amor en un mundo lleno de horror y decadencia convirtieron al ser más bello de la creación en una fría estatua de piedra. Cansado de perseguir sus sueños, su tierna piel se convirtió en roca mientras que si fino pelo se endurecía tanto como lo hizo finalmente su corazón. Durante años esta escultura permanecía lejos de la civilización escondida en la profundidad de un inhóspito bosque. La Naturaleza y el Tiempo la envolvieron en un mosaico de maleza, ramas y hojas, ocultando todavía más la belleza que una vez fue.
A pesar de ello un hálito de esperanza aun brillaba tenuemente en su interior, esperando que aquel a quien anhelaba, ese quien se haría llamar su Guardian aparecería al fin para arroparlo en sus protectores brazos y cuidar de su frágil existencia hasta el último de los días. Pero el Destino parecía privarle de cumplir sus sueños, y nadie parecía llegar a buscarle.
Un día, las grises nubes se agruparon a admirar la aun visible belleza de la historia. Quizás conocedoras de su historia y su triste desenlace se agruparon hasta sumir en la oscuridad el bosque. la lluvia parecía llorar las desdichas que la triste esfigie no podía derramar. Días y noches sin cesar las gotas de agua caían como un torrente sobre toda la arboleda. La fuerte tormenta no paró de rugir y tronar hasta devolverle la dignidad al bello ángel, liberándole de sus ataduras y dejándola libre de las enredaderas que la envolvían.
El ángel, conmovido y admirado por la fuerza de las nubes empezó a despertar de su letargo. Incluso los días más grises pueden hacernos brillar. Ese hálito que brillaba de esperanza en su eterna e infructuosa espera se transformó en una semilla por encontrar su lugar en el mundo, por compartir su luz y cambiar las cosas, en lugar de esperar que el mundo se adaptara a sus sueños, al igual que la lluvia había movido los obstáculos para conseguir aquello que querían, él sería fuerza. La fuerza que movería al mundo.
Esa nueva determinación hizo que la sangre volviera a bombear su corazón dormido, y poco a poco la cáscara de piedra que lo envolvía empezó a caer. Sus músculos dormidos despertaban de su letargo y sus alas se volvieron a desplegar. Una brillante luz se alzó hacia el cielo, indicando al mundo que finalmente estaba listo para volver a luchar por sus sueños...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario