Siempre con prisas, siempre con miedos, sigue hacia adelante aunque no veas salida. Corre, corre hasta quedarte sin el poco aire que te queda. Aunque tus ojos lacrimosos te muestren la oscuridad al frente y no haya salida al final del tunel debes continuar con tu carrera. Cierra los ojos y sigue corriendo. Corre... corre...
El tiempo pasa, los pies te tiemblan del sobreesfuerzo. Llevas años corriendo sin saber porqué, luchando contra las sombras que hay alrededor. No sientes pero corres, no piensas pero corres, corres pero duele, duele pero corres.... Deseas que una pared detenga tu paso, o que las fuerzas te abandonen. Pero nada de eso ocurre. Sigues corriendo. El sonido de tus pies chocar contra el suelo es lo único que se escucha, lo único que importa. Corres y no sabes adónde, corres y la calle no se termina. Tu cabeza te pide que pares, pero tu cuerpo no es capaz de hacerle caso. No puedes parar porque tienes miedo.. Un miedo atroz a que alguien, o incluso tú mismo, te recuerde de por vida que te quedaste a mitad de camino....
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