miércoles, 19 de noviembre de 2008

Recomponiendo un puzzle

Ahora que tengo más tiempo libre, he cometido un grave error... rebusqué entre los armarios para buscar algo que tenía guardado desde hace tiempo. Lleno de polvo, una caja con un puzzle de infinitas piezas apareció entre mis manos.

Con decisión, fui a mi habitación y destapé la Caja de Pandora con calamidades en forma de piezas de formas irregulares. Un temor por haber desatado una tormenta me recorrió como un escalofrío, pero al segundo ya miraba buscaba con afán las piezas que tuvieran borde...

Al momento ya había conseguido armar la mayoría del rompecabezas. La imagen se iba componiendo con facilidad y parecía que todo encajaba, hasta que la última pieza se posó en mis manos, y me di cuenta que las matemáticas me fallaban. Todo el puzzle estaba completo, salvo en un hueco. Sentí ganas de tirarme de los pelos.
Había algo que fallaba, que no encajaba, una pieza que no sabía dónde estaba. Intenté encontrarla enre mi ropa, en los bolsillos, pero mis bolsillos estaban atados, y mis manos no llegaban a encontrar nada.

Llamé a todas las personas que conocía, con la esperanza de que alguno de ellos la tuviera... Algunos nunca me cogieron el teléfono, otros sentí que me hablaban en chino, y ya había quien ni me escuchaba... Estaba solo, yo con mi rompecabezas personal sin solución aparente.

En la cama cabizbajo y sin poderme quitar de la cabeza el dichoso puzzle, tuve una visión de una persona que todo lo podía decir, y parecía saberlo todo. Quizás ella pueda decirme dónde la dejé... en qué lugar se perdió y si estoy buscando en el sitio equivocado...

Entonces fue cuando me asaltó la duda... ¿Y si me decía que esa ficha nunca estuvo en la caja? Quizás esa ficha nunca existió... o quizás sí lo hizo, pero que nunca la iba a encontrar. Un miedo loco se apoderó de mis sentidos. El pánico anegaba mis ojos... Quizás desprecie mi puzzle, mi obra diciéndome lo poca cosa que es, o que está viejo y no merece la pena... Y yo le tengo mucho aprecio a mi juguete.... Me sangrarían los oídos si supiera que está rojo...

Aún no sé qué hacer... si se pudiera contactar con la empresa distribuidora directamente... todo sería mucho más fácil... pero la gracia está ahí, en buscar y buscar hasta encontrar... o eso dicen

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