miércoles, 2 de julio de 2008

El protector


Hoy rezaba a un antiguo dios, pidiéndole misericordia para poder verte al fin. Arrodillado en la capilla sin nombre, mis manos se juntaban para conjurarte ante mí. Mi corazón latía acelerado sólo con ver la bella escultura en tu honor que presidía la estancia.

Largo tiempo ha pasado desde que conocí la leyenda de El ser más puro de la Tierra. Desde aquel día, supe que existías más allá de los cuentos de viejas y marineros de puerto, pues tu latido comenzó a sonar junto al mío dentro de mí. Ya no podía permanecer con vida sin tenerte. Me quemaba tu ausencia, tú que nunca estuviste ahí sino en mis sueños. Demasiado tiempo sintiendo tu luz sin poder verla, imaginando tu voz sin escucharla. En mis delirios febriles notaba tu mano rozar la mía, y creía desaparecer contigo de este mundo al fin. Yo vivía por ser tu guardián, el protector de tu luz por toda la Eternidad.

En una antigua capital de un reino olvidado, cuyas puertas hace eones que permanecieron cerradas, yace la capilla donde mis pies se hayan postrados. El lugar donde dicen los Antiguos que moras sin dejarte ver, esperando la llegada de tu Salvador.

Imploraba por ese encuentro crucial. Ese momento en que tus ojos se cruzarán con los míos, y sabrás que yo nací para amarte, y mi única misión es defender tu corazón. El más puro. Tan sólo te pido un segundo para adorarte, tan sólo un segundo para ofrecerte mi alma, tan sólo un segundo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

eres un fiera navin