domingo, 6 de julio de 2008

NO DEBES TENER NINGÚN SUEÑO, LOS SUEÑOS NUNCA SE HACEN REALIDAD


Una frase repetitiva y recurrente, grabada a fuego hace años e imposible de olvidar. No debes tener ningún sueño… Una sentencia que, aunque la pinte y esconda, al final acaba apareciendo en los momentos más difíciles y duros de mi existencia… Los sueños no se hacen realidad. Mi mente no puede dejar de pensar, darle vuelta a los problemas, y ese maldito mantra comienza a sonar, como una fuerte migraña amenazando con invadir la cabeza en breves momentos.

Me voy al baño a lavarme la cara en un intento de volver en mí. Pero al levantar la cabeza el espejo me devuelve mi imagen, mostrándome que no hay más que lo que ves. Las ilusiones y promesas del futuro estallan en añicos ante la verdad del presente. No debes tener ningún sueño. No puedes huir de la realidad. Los sueños nunca se hacen realidad. Rozo suavemente el cristal que me mira con mis ojos, y veo mis labios moverse en forma de oscuro ritual No debes tener ningún sueño, me dicen, los sueños nunca se hacen realidad.

Un hechizo me retiene delante del espejo, como si no hubiera más mundo que aquél que se halla ante mi. No debes tener ningún sueño… La luz se apaga tenuemente, y todo se desvanece como si jamás hubiera existido. Los sueños nunca se hacen realidad. Sólo estamos el espejo y yo... Yo y yo mismo. La parte más oscura invade con sádica lentitud todo mi ser, deleitándose con su inevitable triunfo. No existe el miedo o el pánico, pero una siniestra serenidad se ha apoderado de mis sentidos. Las fuerzas me abandonan, y mi mente embotada se deja llevar por el cántico diabólico. No debes tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad.

El espejo tiende su mano hacia el cristal, invitándome a sentir su tacto, y ya no sé si soy yo quien está dentro de la realidad, y quién reposa al otro lado del frío espejo. Quién es títere y quién titiritero. No debes tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad. No reconozco quién es el la persona que se haya en el otro lado, si es un hombre o una mujer, sólo puedo ver sus ojos oscuros, llenos de pesadumbre y melancolía, y su boca, que no para de vocalizar lentamente las consabidas palabras de mi autodestrucción. No debes tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad… El pacto ya está hecho.

Quizás pasen horas hasta que consiga recuperarme de este estado de semilocura, y despertaré en mi cama como si una gran resaca dominase todo mi cuerpo. Mi mente estará más tranquila, sosegada, como si los problemas que agolpaban mi cabeza hubiesen pasado de fieras salvajes a mansos animales domésticos. A cambio, la melancolía se ha acurrucado en mi alma por una temporada. Cuando cierre los ojos, sé que sólo seré capaz de ver el brillo del espejo, y a mis oídos llegará un suave susurro… No debes tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad.

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