miércoles, 16 de julio de 2008

Fin de una etapa


Tras seis años de apuntes y exámenes, parece que ha llegado por fin el día de cerrar una etapa. Se acabó el tiempo universitario, ya soy licenciado de Administración y Director de Empresas. Con el título en el bolsillo, ya es hora de dar carpetazo y empezar un nuevo camino, no sin antes dar un breve repaso a estos años.

Seis años de amistades, de nuevas experiencias y de alguna lección importante. Me acuerdo mi primer día de clase. Fui con zapatos y arregladito, porque no sabía lo que me encontraría por allá. Nisha compartía clase conmigo y nos sentamos con Vero y Cristina los primeros días. Más adelante Davinia nos presentó a los que serían mis amigos de la facultad: Sonia, Humberto, Erwin, Atteneri, Tere, Clara, Elisa… Ese fue el comienzo de una nueva era que cogí con ilusión a pesar de no tener vocación ninguna por ADE (Sinceramente, creo que es una carrera para aquellos que no tienen vocación por nada). El momento de evolucionar y partir desde cero, de moldear a un Navin mejor, sin perder la esencia de mí mismo. Desde primer año (a pesar de un año académico pésimo), encontré en esta nueva etapa lo que necesitaba para seguir adelante con entusiasmo y ganas.

El segundo año fue el mejor sin duda. Bajamar, cenas de navidad, cine, mi primera visita al Teide (ya lo sé, debí haber ido antes), marchas, las chuletadas en casa de Eli, fiestas, conciertos… Cada vez más unidos, cada vez más amigos. Ese año nacieron los tres mosqueteros. Uno para todos, y todos para cada cumpleaños, donde un marco de fotos, una dedicada tarjeta de cumpleaños y un regalo (casi siempre con la mala suerte de ser repetido) se convirtieron en tradición. En verano, la acampada a Los Patos. La mejor y única acampada a la que he ido por el momento.

Ya tercero y cuarto fueron más de transición, pasando sin pena ni gloria por mi vida, sólo la ambición de la beca ERASMUS me permitió seguir adelante y con quizás demasiados días invertidos en la placita con Clara y Omar. Muchas mañanas durmiendo mientras mis compañeros iban a clase se convertían en una constante en mi vida. Luego, un mes antes de los exámenes, me dedicaba a coleccionar apuntes, hacer resúmenes y estudiar. En cuarto, todavía las Mates I se resistían, impidiéndome llegar a mi deseado ERASMUS… pero como dice el refranero popular: “A grandes males, grandes remedios” y muchos sabrán a lo que me refiero ;)

El quinto año lo pasé fuera por el ERASMUS y, cuando volví, prácticamente había perdido contacto con todo el mundo. Curiosamente, el sexto año consiguió conectarme de nuevo con mis antiguos amigos. Participar en el TRUST by DANONE me unió más a Sonia, Humberto, Tere y Clara, y creo que la Universidad no nos olvidará tan fácilmente ahora. Dejamos huella y realmente podemos estar orgullosos de lo conseguido. También este año me trajo nuevas amistades, como Esther (Hola caraculo! ;)) y algún chasco que otro.

En resumen, más que lo que he aprendido (que sí han sido bastantes cosas si me paro a pensar, la verdad) que además sería muy aburrido ponerme a hablar ahora de Econometría o Análisis Comercial (sobre todo esta última, que me hizo sufrir hasta el final), me quedo con los buenos momentos. Se acabaron los tiempos de tutorías y dudas al profesor, el taconeo en la biblioteca de las pijas y los modelos de ADE, los días de dibujar en clase aburrido mientras el profesor explicaba.
Hasta siempre Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas de La Laguna. Entré siendo un niño perdido sin saber dónde meterse, y hoy sale una persona dispuesta a cumplir las metas que una vez se propuso.

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