Es curioso el momento que estoy vivendo, donde el mundo entero me promete cambiar, una retribución por buena conducta que no se termina por materializar. Todos me susurran al oído que por fin mis sueños se harán realidad, y que mi momento llega ahora, pero para mí las palabras y promesas ya no valen de nada.
Quiero que la escalera se forme para mí, y que todo el esfuerzo previo que he hecho en mi vida sirva de peaje para poder seguir subiendo, me niego a derramar una gota de sudor más por el lugar que me corresponde. Se acabaron las palabras, que empiecen las acciones.
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