Siento tu mirada en mi nuca mientras duermo, cuando estoy tranquilo con mis amigos, mientras estoy conociendo a alguien...aunque estés a kilómetros de distancia vuelves tu vista para buscarme. A veces pienso que sólo al nombrarte o tocar algo que fuera tuyo, ya es suficiente para despertar tus alarmas y nuevamente me intentes buscar. Noto tus ojos, tu mirada indescifrable escondida tras los muros que el Tiempo construyó para nosotros, para darnos ese sosiego que tú ahora te niegas a aceptar.
Buscando el mínimo hueco o agujereando tú mismo la pared que nos separa, observas lo que hago como si de un Gran Hermano se tratara, intentando colarte en una realidad que hace ya tiempo que no te pertenece. Te limitas a estar ahí, semana tras semana, oteando qué es lo que voy a hacer hoy.
¿Crees que así mi corazón comenzaría a estremecerse por notar tu presencia?
Ya no existen esas miradas de complicidad entre nosotros, ni la pasión que se enciende con simplemente tenerte a la vista. El desinterés ha hecho que yo hace meses ya cerrase mis ojos y no quiera saber nada más de ti.
Hoy has conseguido que te dedique unas líneas para tu disfrute personal. Pero no conseguirás que te devuelva la mirada jamás.
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