Como un reality de la tele, semana a semana todos caían uno a uno. Por abandono o por petición de más arriba, nos tocaba bajar las escaleras de nuestra burbuja de cristal para encontrarnos con nuestro mundo real.
Finalmente, cuando ya me tocaba hacer las maletas, una mano se posó sobre mi hombro mientras me decía que no hacía falta marchar, y que mi sino era quedarme. Tras infinidad de pruebas y presentaciones, un año de lucha diaria e ilusiones compartidas, mis sueños se materializaron al fin.
Miro a mi alrededor y veo amigos, y el ambiente que una vez fue frío e incómodo se convirtió en risas y fiesta, una complicidad hilada a través de los días y que perdurará por mucho tiempo todavía.
Aplausos y reconocimiento, felicidad, amistad y un nuevo sueño que se dibuja en el horizonte
¿Se puede pedir algo más?
martes, 30 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario