Un barco yacía varado cerca de la costa. Muchos años dando vueltas sin llegar a ninguna parte, sin ningún destino que alcanzar. El óxido llevaba tiempo haciéndole mella a babor y a estribor, oscureciendo el brillo que una vez tuvo. A cada minuto que marcaba su reloj, mayor era la frustración de su capitán. Sus barbas crecían al mismo ritmo que sus esperanzas se perdían en ellas. Años soñando con un futuro que no era capaz de trasladar a su mapa de rutas. Un mapa que llevaba años en blanco... Quizás esperando la llegada de alguien que supiese darle la solución.
Fuertes eran las cadenas que lo amarraban a la costa, como un ancla más pesado que cinco yunques... y también el miedo a navegar solo. Muchos intentaron ayudarle, ayudándoles a definir una ruta hacia su Tierra Prometida, serrando las cadenas que lo aprisionaban a la orilla, pero todo fue en vano. Poco a poco, cada cual siguió su camino, su ruta bajo las estrellas mientras el viejo lobo de mar los veía partir con resignación, rabia e impotencia.
Un día, en la oscuridad de la monotonía, una mano dibujó en los planos del marino una nueva ruta. Un pacto con las sombras para partir de una vez, un único camino a la libertad. Un "Todo o Nada". Él no lo pensó dos veces. Los grilletes que condenaban al triste barco a su prisión cedieron al final, y un profundo suspiro se escuchó a lo largo y ancho del puerto. Alguien había vuelto a nacer.
Mientras el capitán preparaba sus aparejos, notaba que las cadenas desaparecían con lentitud. Le esperaba un largo viaje, con un destino cierto y una aventura por delante. Nadie sabe lo difícil que es recorrer un camino que aquel que ya lo ha emprendido. Muchas experiencias, dificultades y momentos de todo tipo aguardan en tu camino, pero por favor.. No te rindas!
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