jueves, 20 de octubre de 2011

Vuelta al reloj (EPÍLOGO)

Como enfermera, hay muchos casos que llegan a conmoverte. Este en concreto, será uno que no olvidaré jamás en la vida, imagino que por lo mucho que me recuerda a mí misma.

Fui yo quien le atendió en aquel accidente. Realmente fue un choque durísimo del que nadie creyó que pudiera haber salido con vida. Cuando le vi, me propuse hacer lo posible por salvarle. Su cuerpo estaba completamente destrozado, pero aun así aguantó consciente mucho más tiempo de lo habitual en ese estado. Quizás debido a vivir todo eso, su mente emigró lejos, por la propia conmoción del accidente. El médico le diagnosticó un coma cerebral, y les había dicho a los padres del muchacho que, si en cinco días no reaccionaba... no habría esperanza para él.

En cuanto lo escuché, sentí que podía hacer algo por él. Hacía muchos años, yo también pasé por esa experiencia. Yo padecí un coma cerebral del cual pude salir. Cuando uno está ahí dentro encerrado, es capaz de escuchar todos los estímulos del exterior, pero no pueden reaccionar. Así me sentía yo en aquella época, encerrada en un lugar al que nadie podía acceder. No recuerdo exactamente quién fue quien me animó a salir, pero tocó la fibra que pudo obrar el milagro.

Yo sentía que podía hacer algo por él, así que furtivamente iba todas las noches a visitarle, le acariciaba la cabeza y le hablaba, tal y como hacía su madre. Le animaba a salir adelante, porque parecía un joven tan decidido a vivir, que no podía ser que su historia terminara aquí.

Unos días más tarde de que saliera del coma, me tocó llevarle la comida. Sería la primera vez que lo vería despierto. Me sentía estúpida por lo nerviosa que estaba. Abrí la puerta con suavidad, y lo saludé. Cuando me vio, por un momento pensé que me reconocía, entonces él rompió el silencio y me dijo: "Gracias, Sonia"

1 comentario:

Rohirrim dijo...

Me encantó. Me mantuvo en vilo hasta el final, impredecible.

Menos mal que decidí leérmelos del tirón.