Llevo mucho tiempo pasándolo mal, evitando las sombras y la soledad.
Encerrado en la ducha, mis fantasmas crecían junto con el vapor del agua, mientras yo me hundía en el fondo del sumidero. En la cama, me abrazaba a la almohada para que mis pesadillas no me alcanzaran. Cuando conducía, llamaba a algún amigo para hacer algún tipo de conversación estúpida que me impidiera pensar.
Mucho tiempo corriendo hacia adelante, huyendo de los problemas y evitando enfrentarme al espejo.
Hoy puedo mirarme al espejo tímidamente y soportar la soledad de la ducha, intentando reconstruir aquello que existió una vez. Lucho por colocar todo en su sitio, por darle sentido a la vida que mis padres me dieron hace casi 25 años. Despacio, todo parece que va cobrando sentido.
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