¿No lo hueles? ¿No lo ves? Lo he vuelto a conseguir. Cansado, con ojeras y con la mente embotada, pero en el fondo muy feliz. Tanto sufrimiento es el que hace un año dije que no me importaría sufrir con tal de hacer un sueño realidad. En aquel momento parecía imposible e inalcanzable, como el humo que se desvanece en las manos. Finalmente ese vapor se convirtió en mi pan de cada día, y el miércoles será el momento más importante después de este año.
Una vez esté allí, delante de todas esas personas, no podré evitar sonreír y decir: ¡Lo conseguí!
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