Es difícil de explicar cuando te da un vuelco al corazón. Es lo que siento al verte, unas ganas de quererte y protegerte tan grandes, que me se me hace imposible vivir sin ti.
Cuando hoy abrí la puerta, tus ojos me miraron como si yo fuera tu única esperanza. Te vi tan falto de cariño y afecto, que no pude evitar sentirme culpable. A lo largo de estos días no he parado de pensar en ti, en cómo estarías y qué sería de ti. Te echaba de menos
Nada más llegar te lanzaste sobre mí, buscando de mi mano una caricia y los mimos que tanto añorabas. Me conmoviste tanto que quise cancelar todos mis planes. Sólo por estar contigo. Nos pusimos a jugar durante largo rato los dos tirados en el suelo como niños, saltando y jugando como si el mundo no existiese.
Por la noche me escapé pronto para verte. Sabía que me esperabas. Sentadito en el sofá, acurrucados en una manta, nos echamos a dormir el uno sobre el otro. Tú ronroneabas de felicidad, y yo sonreía de tenerte conmigo. Fue un momento especial... irrepetible.
Me encanta cuando miras a los lados, atento a los ruidos que sólo tú puedes escuchar. Me hace gracia verte hacer piruetas y me sacas una sonrisa cuando me miras atento mientras friego. Me encanta tenerte conmigo, y se me parte el alma tenerme que marchar. Vienes conmigo a la puerta, y te me tiras a los pies para que me quede contigo.
Desde que te conozco, siempre me pregunto qué es lo que se te pasa por la cabeza, qué es lo que piensas y que sientes al tenerme cerca. A mí me haces feliz, y estar contigo supone otro sueño realidad. Casi diría que lo nuestro es amor... y es que en mi corazón hay un lugar para ti.
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